Con el paso del tiempo y de mi transcurrir en la labor homeopática
se revela cada vez mas claramente que el concepto de TIEMPO no solo es una construcción teórica, o científica o filosófica, sino que básicamente es una experiencia personal y subjetiva.
Einstein dijo que“Si la velocidad de la luz permanece inalterable, independientemente de la rapidez que yo me mueva, en consecuencia, el segundo medido no puede ser el mismo si cambian el modo como yo me mueva, y la dirección en que me mueva”.
Rudiger Safranski en su libro“Tiempo”ita varios ejemplos de experimentos científicos que relacionan objetos y personas y va a demostrar que el tiempo, será rápido o lento según sea la perspectiva del otro. Por eso valida la teoría de la relatividad, pero considera que debería llamarse“ teoría del tiempo como relación”.
Estas ideas rondan mi mente toda vez que recibo una paciente“grave” Me llama la atención su andar, su actitud, su voz, su estar presente en la consulta y en el relato de su padecimiento, como si el tiempo se hubiera detenido, allí donde ubica el comienzo de su enfermedad.
Es como si presente, pasado y futuro operaran en simultaneidad en una percepción del sí mismo, en un solo plano. Ha perdido la perspectiva, no hay registro de una auténtica realidad mas profunda.
El paciente que“se ha enfermado” se ha detenido, está inmóvil, congelado en el tiempo fusionado, de pasado y presente sin futuro, que afecta todas las áreas de sus vínculos y relaciones.
El objetivo terapéutico se redefine inmediatamente: hay que producir un movimiento, poner todo a andar, ocupar nuevos espacios, habitar el tiempo de manera dinámica.
La propuesta inmediata a mis pacientes es despertar el deseo y el compromiso de un caminar consciente, donde el tiempo se reordenará y los acontecimientos ya no serán solo efectos de una mera cronología de momentos de malestar o angustia.
Se sabe... “cuando uno camina, camina la vida”
Por eso la siguiente propuesta que será la prescripción del remedio homeopático bien elegido será definitorio!, y el acuerdo entre medico y paciente permitirá que se restablezca el movimiento sutil de energía detenida en el que sufre, y así podrá reactivar y recuperar este presente, ubicándose progresivamente en otro tiempo y otro espacio vital.
Su identidad se restablece, la simultaneidad de pasado, presente y futuro se rompen, para dar paso a los avatares del ayer, del hoy en plenitud y del mañana que se espera, en un circuito de permanente realimentación.
VIVIR PLENAMENTE NUESTRO PRESENTE implica aceptar el regalo de la VIDA MISMA.