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Nuestro claro oscuro

Como personas todos tenemos un lado de luz y otro de sombra y lo más difícil es aceptarlo en nosotros e incorporarlo. “El conocimiento siempre tiene que ir acompañado por la sombra de la ignorancia”, decía Krishnamurti, “y siempre desde el lado del observador somos lo observado. Estas dos partes de lo humano nos acompañan desde que nacemos y hasta nuestro último suspiro”.

Esta bipolaridad que tiene el alma humana está impregnada de cotidianeidad. Los unos, los otros; el partido oficial, la oposición; la medicina oficial, la medicina alternativa y así sucesivamente. Pero el tema, si se profundiza, se hace mucho más complejo porque nuestra vida requiere de otras variables para hacer viable nuestra existencia.

Como sociedad tenemos incorporados el Bien y el Mal casi genéticamente, me preguntaba que haríamos sin los Sade, sin los Pasolini o los Hitchcock, sin esos chivos expiatorios que nos traen sus obras, esos personajes con sus tendencias perversas inconfesables, que nos habitan y que reprimimos.

Elizabeth Roudinesco, en el libro “Nuestro lado oscuro” (texto que recomiendo), hace un análisis pormenorizado sobre el tema de la perversión. Partiendo desde la Edad Media llega a nuestros días diciendo que no cree en la emancipación por el ejercicio de la libertad humana, como tampoco en el hecho de que cada uno de nosotros encierra su lado oscuro. En su recorrido, finge suponer que la ciencia permitirá acabar con la perversión y termina pensando que es difícil este pronóstico ya que el Bien y el Mal se hallan en la base misma de la civilización.

En nuestra conciencia habitan nuestros temores, creencias, sufrimientos, nuestra fe, nuestra cultura, pero también es cierto que esta conciencia está fragmentada por su propia estructura, su claro oscuro, y para poder expandir esta conciencia hay que disolver esta estructura que nos habita, este proceso necesita de la luz.

En mi práctica médica diaria, con cada nuevo paciente que tengo en consulta, se presenta un espejo de mi propia sombra y me pregunto qué lado oscuro de mi ser me viene a interrogar.

En la transformación y sanación de cada paciente hay una parte mía que sale de la oscuridad para entrar en la zona de luz.

Lo Uno en el Todo. En la transformación y sanación de cada ser se irradia luminosidad hacia la humanidad.

Dr. Sergio Rozenholc

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