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El Ser Antifrágil ¿nunca está en su centro?

Este concepto introducido en nuestra cultura, para mi gusto de manera creativa, ha sido muy bien desarrollado por Nassim Nicholas Taleb; un escritor libanés que en su libro Antifrágil habla de las cosas que se benefician del desorden.

Ante la dificultad de definir el término cabe aclarar que Antifrágil no significa robustez. La fragilidad es mensurable pero el riesgo no, sobre todo el riesgo asociado a sucesos raros e impredecibles. El fragilista es alguien que nos hace partícipes de políticas y actuaciones artificiales donde los beneficios, son pequeños y visibles; y las repercusiones o los efectos secundarios, son graves e invisibles.

Para entender este concepto, Taleb transita la Asimetría de Séneca: cuando alguien recibe más consecuencias positivas que negativas en una determinada situación es Antifrágil y tiende a beneficiarse de: A) la volatilidad, 2) la aleatoriedad, 3) los errores, 4) la incertidumbre, 5) los estresores y 6) el tiempo. Y a la inversa.

Séneca fue el primero en describir la haltera como una barra que en los extremos utiliza pesas. La idea es combinar dos extremos que se mantienen separados evitando el centro o el punto medio; la haltera reduce el riesgo negativo, hay muchos campos en donde la virtud no está en el centro. Esta idea es sumamente novedosa y en la clínica se observa con frecuencia. La haltera es una domesticación de la incertidumbre, pero atención: no la elimina.

La idea de antifragilidad no forma parte de nuestra conciencia, pero afortunadamente, sí que forma parte de nuestra conducta ancestral y nuestro equipo biológico; y es una propiedad existente en todos los sistemas que han sobrevivido, incluido el humano. No hay que confundir resiliencia, que es la capacidad de una persona para superar situaciones traumáticas y darles otro significado para la supervivencia, con el concepto de Antifrágil.

Esta propuesta de Taleb nos introduce de alguna forma en lo que se llama un equilibrio dinámico que no se focaliza en el centro como cree el imaginario colectivo. Lo innovador de este planteo es el movimiento más cerca del extremo que del centro, que junto con el deseo, son los ingredientes necesarios para portar salud.

La propuesta de la medicina homeopática, de alguna manera, nos permite introducirnos por este camino de recuperar el deseo (condimento de lo que se conoce como vitalidad) junto al movimiento de la no linealidad, para producir un equilibrio dinámico mas cerca de los extremos que del centro.

Muchas gracias y hasta la próxima.-

Dr. Sergio Rozenholc

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