Logo

Lo que viene, lo que viene, lo que viene

Para mi gusto este fue un verano caliente y no solo por lo que sucedió en el país, sino además porque me dediqué a leer lo nuevo que se venía investigando en Ciencia. Quiero destacar para mi sorpresa, que me encontré con el interesante trabajo del periodista de investigación científica Juan Scaliter, quien escribió el libro Exploradores del Futuro (lo recomiendo). Y rescaté algunos datos que me gustaría compartir.

Dice en su libro que el 65% de los niños que hoy comienzan la escuela primaria tendrán un empleo que todavía no ha sido inventado. En otro orden de cosas, hay expertos que hoy trabajan en implantes neuronales (chip) que nos permitirán, en un futuro cercano, tener acceso inmediato a toda la información, una especie de Google instantáneo. ¿Realidad o ficción? ¿Asusta esto?

Scaliter consigue una entrevista a Bill Andrews, quien fue el primero en describir la actividad de la telomerasa en células humanas. Este investigador descubrió que la longitud de los telómeros es más corta en más de 100 enfermedades (cardiovasculares, cáncer, maculopatías degenerativas, etc.,) y que si logran aumentar el tamaño de los telómeros, la esperanza de vida será mayor. En eso están trabajando.

Y luego, por sugerencia de Andrews, va en busca de María Blasco del Instituto Nacional del Cáncer quien declara que hay un antes y después del genoma humano. Dice la investigadora: "hoy sabemos que no hay dos pacientes que sufren de cáncer de igual manera y esto es porque no hay dos genomas de cáncer iguales"

Piensa la experta que esto permitirá tener tratamientos más personalizados. La medicina homeopática dice, hace más 200 años, que no hay 2 pacientes iguales. Si bien son métodos diferentes, el alopático y el homeopático arriban a una misma conclusión en este punto.

Otro interesante encuentro del verano es Santiago Bilinkis que escribió el libro "Pasaje al futuro" (recomiendo su lectura) y en el capítulo que habla del futuro del futuro dice: "La medicina, la neurociencia y la inteligencia artificial, al convertirse en ciencias y tecnologías de la información, están atravesando el punto bisagra que separa el desencanto recurrente de la imprevisibilidad exponencial, lo cual promete cambios vertiginosos en las próximas cinco décadas, mucho más profundo que los acontecimientos acontecidos en los últimos cinco milenios".

El avance de la tecnociencia, del orden de lo exponencial en sus descubrimientos, me genera una pregunta: ¿La moral y lo espiritual de nuestra sociedad se encuentran a la misma altura de este crecimiento, o tal vez no se muevan, o se muevan de otra manera imperceptible para el momento actual?. Es indudable que deben adaptarse a estos tiempos donde los cambios ya no son lineales sino exponenciales. Es posiblemente el cambio, lo único permanente que estará liderado por gente semejante a los investigadores, seres muy sensibles.

Me gustaría darle un espacio al tema de la creatividad, que como dice José Antonio Marina, nos produce una euforia cercana a la ebriedad. Nos parece la libertad en acción. Mientras que la angustia es la conciencia de la imposibilidad, la experiencia creadora es la conciencia de la posibilidad.

Abrimos la puerta a "lo que viene, lo que viene, lo que viene"…

Dr. Sergio Rozenholc

Solicitá tu turno con el Doctor