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Alcoholexia, ¿Un nuevo reclamo desesperado?

Los periódicos de nuestro país, durante estos últimos días, reflejaban una preocupación por la salud de los adolescentes.

A la combinación explosiva de dos factores de riesgo, dejar de comer para luego embriagarse, por un lado la anorexia y por el otro el alcoholismo, el periodismo científico en temas médicos lo definió como alcoholexia.

Para trasladar un poco este tema a la clínica diaria, cuando un paciente se presenta con un diagnóstico de anorexia deja traslucir a simple vista su falta de deseo, sin embargo el tema pasa porque en realidad el paciente tiene deseo, pero es deseo de nada. Esta situación sintomatológica produce dos tipos de denuncia, en primer lugar a nivel familiar y una segunda, a nivel de lo que nos está pasando como sociedad, que no creamos el espacio suficiente para que se genere este deseo y propiciamos el acercamiento de unos con otros a través de la desinhibición que produce la bebida alcohólica.

En la alcoholexia, le sumamos a lo anterior el tema del alcoholismo.

Para poder aclarar esto voy a recurrir a un relato que me hizo un médico de origen suizo durante un curso ya hace algunos años.

Contaba mi colega que el alcohol es el único elemento que permite la reunión del agua y el fuego (sabemos que las bebidas alcohólicas están formadas por dos moléculas diferentes, una el OH y la otra OL de los alcoholes). Pensemos desde lo simbólico que la primera molécula que es el agua (H2O), remite a la madre y la del alcohol (OL), al fuego que representa al padre. El colega postulaba que el paciente alcohólico, lo único que quería era reunir imaginariamente a estas dos personas tan importantes para su vida, que son mamá y papá. Por otra parte, el hígado es el órgano de metabolización de la sustancia.

El hígado por el exceso de ingestión de alcohol sufre una hipertrofia que lo puede llevar hasta la cirrosis en casos extremos.

Es muy factible que hilando finito el hígado lo que nos viene a denunciar son trastornos por carencia ( piensen ustedes lo que pasa con el hígado de los niños de Biafra, se hipertrofia al máximo para poder brindar la poca energía que poseen, para la supervivencia).

Es un misterio de la vida que permite al alcohol reunir algo que en la naturaleza no se puede juntar, como son el agua y el fuego. Es muy posible que el alcohólico sea un gran carente afectivo durante su infancia y eso perdure con el tiempo, por eso el afán de dicha reunión imaginaria.

En la alcoholexia se da esta conjunción doble de problemáticas complejas que pone a la familia y sociedad en el ojo de la tormenta.

Más allá de las diferencias de cada caso particular, y que esta es una apretada síntesis del tema, quiero poner de relieve que se necesita de una mirada integradora para su tratamiento, se debe recurrir a una visión interdisciplinaria del tema que le puede brindar la medicina homeopática y la terapéutica psicológica para poder reescribir la historia del deseo y la re-unión de la identidad de nuestros adolescentes.

Quiero aprovechar este espacio para agradecer profundamente en la presente edición, las colaboraciones de colegas de Chile, Uruguay, México y España.

Dr. Sergio Rozenholc

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