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Artículo 85

La Mente Extendida

El doctor en ciencias naturales de la Universidad de Cambridge, Rupert Sheldrake, en el capítulo de su último libro "La mente extendida" Campos Mentales y Cerebro, nos dice que hace algunos años los científicos concebían el cerebro como una centralita telefónica con nervios unidos a los órganos de los sentidos, que transmitían señales a la central donde unos interruptores se encargaban de conectarlas con otras neuronas que almacenaban los recuerdos o que desencadenaban la actividad muscular o glandular.

De esta concepción, en la actualidad se pasó a la de ordenador y tenemos por ejemplo, el aporte del Dr. Walter Freeman, neurocientífico de la Universidad de California (Berkley), que investigando la actividad cerebral en relación a los olores de los animales, descubrió que " los patrones de actividad cerebral están constantemente disolviéndose, reformándose y cambiando particularmente la relación entre ellos. Cuando un animal aprende a responder a un nuevo olor, hay un cambio en todos los otros patrones, incluso sino están directamente implicados con el aprendizaje; no hay representaciones fijas como en los ordenadores, sino significados." Estos significados dependen de las intenciones que generalmente son inconcientes.

Freeman establece este modelo de interpretación a partir de comprender "el significado en término de atractores, usando el lenguaje de la dinámica, y propone que la actividad del cerebro se modifica mediante significados e intenciones, precisamente porque es caótica en sentido de la teoría del caos. El cerebro está empapado de caos."

La sugerencia de Sheldrake es que los campos mórficos ayudan a imponer orden y modelos en este campo sensible e interactúan con el cerebro a través de la actividad de orden. Contienen la memoria inherente a través de la resonancia mórfica. Y algo que es verdaderamente impactante de este modelo es que se proyectan mas allá del cerebro a través de la atención y la intención.

La palabra mórfico procede del griego, de la palabra forma. Para este autor estos campos hablan del origen de la forma, estos campos contienen lo que se conoce como resonancia mórfica, contienen campos de memoria dentro del sistema.

El neurólogo Ronald Melzack concluyó, luego de muchos años de estar estudiando miembros fantasmas, que "la experiencia del cuerpo puede darse sin cuerpo, no necesitamos un cuerpo para sentir un cuerpo".

Sheldrake sugiere que la mente se extiende más allá del cerebro incluso en el acto simple de la percepción, las imágenes están donde parecen estar. Sujetos y objetos no están radicalmente separados, los sujetos en la cabeza y los objetos en el mundo externo están unidos. Hay un séptimo sentido y es de carácter biológico.

A través de la visión, el mundo externo llega a la mente por los ojos y el mundo subjetivo de la experiencia se proyecta hacia el mundo exterior a través de los campos de percepción y a través de la intención, que se extienden al mundo que nos rodea.

Termina diciendo este científico, que la mente se extiende más allá del cerebro, nos libera. Ya no estamos aprisionados dentro del estrecho límite de nuestro cráneo, nuestras mentes separadas aisladas entre sí. Ya no estamos distanciados de nuestro cuerpo, del entorno y de otras especies. Estamos interconectados.

También Sheldrake habla de la herencia de los campos mórficos en su libro “Ciencia y Espiritualidad”.

Otro de los grandes aportes de Rupert Sheldrake es que la herencia biológica tiene dos componentes: por un lado el tema de los genes y por otro, los campos mórficos que permiten heredar características adquiridas como supuso en su momento Lamarck.

Es muy posible que los genes otorguen el sustento de la estructura y los campos mórficos permitan heredar aquellas cosas que resuenen con las formas de nuestros antepasados, serían como ondas en un estanque, orientando la forma de nuestro desarrollo.

Para entender este tema complejo habría que profundizar con lo que se conoce como los ciclos celulares memorizados que estarían incluidos en este modelo.

Otro aspecto interesante en la herencia incorpora Richard Dawkins con su libro “El gen egoísta”, en donde sostiene que lo único que quiere un gen es sobrevivir y que todo lo que hace es por el sentido de la supervivencia.

Esta síntesis de este maravilloso trabajo de investigación de Rupert Sheldrake nos hace pensar a los médicos en un cambio de paradigma en relación al concepto de salud y enfermedad, ya que es muy posible que cuando tengamos ante nuestros ojos un enfermo grave o crónico, no solo debamos trabajar con él sino con su entorno inmediato, con su clan o con su familia por que la enfermedad pasa a constituir un nuevo significado y un nuevo orden interconectado.

El séptimo sentido al que hace mención el autor, nos habla en términos de intención y atracción. Muy posiblemente sea este el mecanismo íntimo del desencadenamiento de la enfermedad.

Sigue resonando el interrogante... ¿La enfermedad viene a constituir un nuevo orden en relación a las memorias evolutivas interconectadas que llevamos dentro, como si fuera una modificación en la resonancia de un campo mórfico?

Estos modelos imponen la idea de que vivimos en un mundo en donde estamos mucho más interconectados de lo que verdaderamente pensamos, y es muy factible que nuestra manera de ser sea el modelo de almas en red, concepto que proviene de una visión espiritual del mundo.

Este trabajo tiene como objetivo generar una ampliación en la conciencia y un despertar de la responsabilidad de los actos humanos concientes e inconcientes, ya que los mismos impactan en el alma colectiva de la red y al médico le produce el interrogante, el cual debe develarse al preguntarse cuál es su intención del tratamiento en la cura de un paciente. Porque es en esa intención que se juega el destino de esa cura.

En relación a las memorias biológicas heredadas podríamos ir mucho más lejos y pensar que dentro del paquete de lo heredado estarían incluidos los silencios, pactos y demás yerbas familiares ocultas durante varias generaciones, y nuestra respuesta terapéutica puede estar orientada hacia ese árbol genealógico para producir un nuevo orden que es la salud, a pesar que desconozcamos lo que como médicos estemos realizando.

Dr. Sergio Rozenholc

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