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Artículo 41

El territorio y sus correspondencias

Durante los últimos años de trabajo he leído y asistido a muchos cursos y seminarios sobre diferentes abordajes en los temas médicos y he observado variados puntos de vista en relación al momento en que se produce la enfermedad, con sus diferentes matices y enfoques. Luego de este recorrido he llegado a la conclusión de que lo que se juega en el momento de enfermar, lo que aparece en todos los casos, sin exepción, es una situación sin salida (conflicto biológico) en el que el individuo queda prisionero. Aparece algo por lo que la persona no pudo dar respuesta verbal. Son luego mecanismos biológicos automatizados, heredados evolutivamente de una memoria arcaica construidos a través de la evolución de la especie, los que se ponen en marcha.

Mi amigo el Dr Oscar Ojeda, durante un seminario impartido en Buenos Aires en el 2004, dijo lo siguiente acerca del tema: “Podemos definir como territorio a todo aquello que es nuestro, que hemos adquirido desde el mismo momento de nacer hasta el día de hoy. Un territorio establece una demarcación o límite entre lo que me pertenece y lo que pertenece a otro, de manera que muchas veces puedo sentir:

1)Pérdida de territorio

2)Invasión de territorio

3)Peligro inminente de invasión

4)Arrebato de territorio

5)Abandono voluntario o involuntario de territorio

6)Y todas aquellas situaciones vividas que constituyan una amenaza constante, permanente y sostenida de mi territorio.”

Pero lo más interesante de su investigación es cuando recurre al tema de donde surge este concepto y analiza los comportamientos y dice: “La noción de territorio ha sido primeramente definido a propósito de las aves, en efecto, ALTUM (1868) recurrió a este término cuando demostró que el canto era un medio empleado por estos animales para organizar y defender su espacio. Esta noción conoció una devoción importante en los años 50, algunos autores no dudaron en hacer de esta una justificación biológica de la noción de propiedad privada. Esta tendencia, reforzada mediante observaciones bastante imprecisas concluyó en la definición más clásica: “el territorio es una superficie comprendida en el interior del área vital típica de un animal, la cual es delimitada por marcas y defendida frente a congéneres (HEYMER 1977).”

Cuando se produce esta situación sin salida donde no hay verbalización posible, se presenta lo que se denomina conflicto biológico y esto surge de la idea de que en nuestro organismo nosotros operamos con un cerebro que tiene dos modus operandi: el primero es verbal y el otro es preverbal, pero ambos trabajan simultáneamente. El verbal trabaja con símbolos expresados por el lenguaje, con su capacidad analítica y discriminativa. Cuando se produce la situación sin salida, la operatoria estaría a cargo del cerebro preverbal, ya que su manera operativa es a través del procesamiento de códigos que pueden relacionarse con nexos no discriminativos y esto pone en marcha la maquinaria arcaica de mecanismos adquiridos genéticamente y de manera aútomatica.

El tema del territorio está presente en todas las relaciones humanas y cada día de la vida cotidiana es un espacio en el cual los seres humanos habitamos nuestras vidas y no un mero espacio virtual o psicológico sino, por sobre todas las cosas, es biológico.

Digo esto porque el ser humano tiene una serie de operadores internos que la sociedad evoca en términos sociológicos o psicológicos, pero en realidad son biológicos ya que delatan una necesidad biológica de subsistencia.

Esquemáticamente podemos decir que los requerimientos biológicos son:

1)Nutrición.

2)Reproducción

3)Defensa: territorio primitivo

4)Autoafirmación: identidad - autoafirmación

5)Formación de grupos: pertenencia - comunicación - territorio moderno

Cuando una persona tiene un conflicto biológico se pone en marcha esta parte del cerebro que activa los mecanismos arcaicos de supervivencia a través de los requerimientos biológicos. La enfermedad, como expresión sintomatológica, va a tener que ver con qué tipo de requirimiento se puso en marcha de acuerdo al tipo de conflicto biológico.

Para entender esto voy a dar un ejemplo y vamos a ver que cada requirimiento biológico tiene su concordancia con el origen embriológico del órgano comprometido. Hay que tener en cuenta que la primera lámina embriológica evolutiva es el endodermo, la segunda es el mesodermo y la tercera y la más moderna es el ectodermo.

Es a partir de los estudios del Dr Hamer que el estudio de la embriología cobra importancia para entender cómo se produce la enfermedad. A los médicos nadie nos explicó en la facultad el porqué y el para qué de los orígenes embriologicos de las diferentes partes de nuestro cuerpo.

Si a lo largo del tiempo un paciente sufre de una gastritis por algo que no pudo tragar (metafóricamente hablando) los jugos gástricos lo que hacen es aumentar su secreción para que podamos digerir este pedazo no disuelto (simbólicamente). En este juego de metáforas se presenta la enfermedad todo el tiempo y lo interesante de esta nueva inscripción es entender lo siguiente: si uno padece esta gastritiis, la zona afectada es la bulbo duodenal que tiene su origen embriológico en el ectodermo. Sabemos que esta capa embrionaria tiene como requerimiento la comunicación, por lo tanto, por esta vía, lograremos entender que el aumento de la secreción de jugos gástricos no tiene otra razón de ser que ampliar el conducto para que metafóricamente se pueda digerir algo que quedó atravesado.

Esta manera de entender el territorio nos permite producir un nuevo abordaje de los pacientes y comprender la totalidad de su sufrimiento en la psique, cerebro y el órgano correspondiente. Esta modalidad concibe que la parte esté en el todo y al todo se lo pueda encontrar en cada parte, siempre teniendo en cuenta que el todo es mucho más que la suma de sus partes.

De este nuevo modelo, del cual acabo de exponer una apretada síntesis, dictaré un seminario próximamente.

Hasta la próxima.

Dr. Sergio Rozenholc

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