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Artículo 124

Suprimir y Reprimir

Permítanme presentar este ensayo que como sostiene Santiago Kovadloff en su ultima obra ¿qué otra cosa puede ser un ensayo que una ofrenda a la intimidad?, con la palabra intimidad nos remite a esa región espiritual y a ese modo de contacto en lo que damos a conocer, no exactamente lo que pensamos sino, mas honda y ampliamente lo que somos. De modo que cuando la intimidad aflora no necesariamente a de ser lo que premeditadamente nos proponíamos brindar, sino lo ineludible, lo que no podemos soslayar sin que al hacerlo no estemos traicionando nuestra transparencia, nuestras necesidades de expresión mas sustantivas.

Durante mi formación como médico homeópata la palabra supresión estaba ligado a todos aquellos medicamentos alopáticos que producían de manera brusca la desaparición de síntomas de un plano superficial hacia uno más profundo,tal es el ejemplo del eczema, que al desaparecer de la piel por el uso de corticoides, produce un cuadro asmático, de esta manera vemos la expresión mórbida en un plano mucho más profundo por el uso de estos medicamentos. Es muy claro, Samuel Hahnemann a lo largo de toda su obra cuando menciona la supresión solamente la refiere al uso de medicamentos alopáticos, sin embargo durante muchos años cuando concurría a los ateneos de la E.M.H.A y escuchaba atentamente casos presentados por mis profesores y colegas, ellos describían a pacientes que habiendo recibido la prescripción homeopática, se producía una “supresión” sintomática la cual era justificada por una incorrecta selección del medicamento homeopático en esa instancia. Llamativamente los casos eran muy aislados y estaban siempre impregnados de ciertos puntos oscuros.

Digo esto porque una vez suministrado el medicamento homeopático, hay pacientes que en el desesperante momento de su historia en que se encuentran, no sabemos si a su vez ingieren medicamentos alopáticos simultáneamente u otro tipo de terapias que muchas veces desconocemos. Tal es el caso de los pacientes con un gran compromiso de su energía vital, muy bien descripta en la obra del Dr. Marcelo Candegabe y el Dr. Hugo Carrara, “Aproximación al Método Práctico y Preciso de la Homeopatía Pura”.

Las circunstancias revelan que tal vez al haber tenido tan solo un caso evidenciaba una problemática de difícil ubicación en el cual un remedio homeopático mal indicado producía una supresión mayor que el remedio alopático. Esto hacía pensar que esta dificultad para transformarse en regla tenia que irremediablemente repetirse en muchos casos y la casuística debía ser sensiblemente superior al único caso que presentaban. Sin embargo los casos eran aislados y con poca documentación de los mismos.

En esos mismos ateneos se escuchaban historias donde pacientes que durante a veces 20 años de tratamiento por fin recibían su similimum. Bien sabemos los homeópatas que muchas veces mantenemos en tratamiento a un paciente con un buen medicamento similar o disimilar hasta que alguna vez aparece ese bendito similimum. (Se entiende por disimilar, según el diccionario de la Real academia Española, todo aquello que pueda alterar un sonido de otro igual o semejante que influye sobre aquel). Plagada de estas historias esta nuestra clínica diaria.

Es ahí donde comencé a preguntarme que si el medicamento similar producía supresión debería ser una regla capaz de tener una casuística mayor, y esta tendría que poder repetirse o por lo menos poderse observar empíricamente y no como en los casos de los colegas que son aislados y únicos.

Les pido que me sigan acompañando con esta idea porque tal vez me quiera meter en las entrañas de estas cuestiones y para eso voy a citar en un ateneo en el cual diserte en la E.M.H.A. en el año 1997 acerca de las analogías entre la vida de Freud y Hahnemann. En ese momento el Dr. Eduardo Imventarza hizo un brillante aporte al relatar un caso en el cual le derivaban una paciente con un CA de mama que estaba en tratamiento psicoanalítico desde hace años. La paciente refirió en la consulta que había hecho una muy buena evolución psicoterapéutica a su entender pero había adquirido a lo largo del tratamiento conductas que le parecían que no eran propias de ella; más bien parecían ser del temperamento de su psicoterapeuta. Cuando el Dr. Imventarza toma en tratamiento a esta paciente y la medica, tras unos meses relata el grado de descontento que manifestaba durante el tratamiento, era como si hubiera desandado años de psicoanálisis a la manera de una regresión hasta que va desapareciendo el tumor y ella logra un nuevo equilibrio producido por el remedio bien indicado (a esta altura ustedes se preguntaran sí cambio de analista, por supuesto).

La paciente manifestó nuevamente que se vuelve a encontrar con los sentimientos que le eran propios.

Tomo este ejemplo para mostrar otros elementos que inciden directamente en el tratamiento y que nada tienen que ver con la medicación.

La pregunta que me surge es, ¿seria también el deseo del médico otra manera de supresión? Es en ese momento que me doy cuenta de dos conceptos que comienzan a tener mucha jerarquía en mi espacio de pensamiento que lo mismo y lo idéntico son diferentes.

Lo idéntico nos va a conducir por el camino del similimum ya que es una verdadera reproducción de la totalidad sintomática de un paciente, o sea que cumple con la ley de los semejantes en su totalidad, en ese lugar de fusionalidad.

¿Por qué el concepto de lo mismo difiere?, es porque no abarca la fusionalidad de la totalidad y por lo tanto estaríamos ante una parcialidad y las parcialidades no son posibles de transmutarse en la fusión de la ley de lo infinitesimal, ese lugar donde la memoria reconoce a su idéntico y las parcialidades que no reconoce las reprime.

Es acá en donde voy a introducir un nuevo concepto que no aparece descripto a lo largo de toda la obra Hahnemanniana que sin embargo me parece crucial que es el de represión. Ya que represión y supresión son cosas diferentes.

Pedí ayuda al diccionario de la Real Academia Española, y represión dice que es contener, refrenar, templar o moderar mientras que supresión es hacer cesar, hacer desaparecer, omitir, callar, pasar por alto, pormenores en la narración de un suceso.

Creo que durante muchos años estos dos conceptos diferentes como la supresión y la represión han funcionado como lo mismo pero son distintos.

Es a partir de esta idea que creo que la administración a un paciente de un similar produce represión o sea una detención parcial de la energía vital. Y el caso puede retomarse de acuerdo a la vitalidad del paciente como en el caso del Dr. Imventarza relatado anteriormente, una vez suministrado el similimum permitió a la paciente producir lo que para nosotros es una verdadera curación en donde el reacomodamiento de la energía vital produce los cambios significativos a nivel mental y físico, y ordenando esta totalidad implícita o como en los casos de los colegas que relate que estuvieron muchos años con buenos similares y que luego de un caso agudo o de la aparición de síntomas mas claros permitirían la administración del similimum.

¿Pero entonces donde ubicamos la supresión? La supresión la ubicamos en ese brillante lugar que la describió el maestro Hahnemann el cual nos fue mostrando a lo largo de toda su obra (organón, enfermedades crónicas, etc.)que son los remedios alopáticos los capaces de producir la desaparición de los síntomas de los pacientes y profundizarlos hasta producir enfermedades mas graves en órganos nobles, etc.

Es entonces donde creo que la supresión solamente va a estar ligada a las sustancias alopáticas.

Esta jerarquización Hahnemanniana de la supresión produce un nuevo ordenamiento de nuestra querida ciencia asignándole solamente a los medicamentos alopáticos el término, y rescata para la homeopatía los términos represión, disimilar, similar y similimum.

Cuando busco esta idea de consolidar un tema tan complejo pero a su vez tan importante también acudo a la ayuda de dos perspectivas que no pueden dejar de considerarse en este ensayo, ya que no solo se puede recurrir a la etimología de las palabras, por cierto nada descartables pero incompletas.

A la primera ciencia que le pido ayuda es a la matemática, y me doy cuenta que los términos idénticos tienen una manera de expresión, A=A. Lo mismo A=B-C; y diferente A==B, ósea que esta concepción matemática vendría a apoyar este ensayo. Si a su vez a esto le sumamos conceptos provenientes de la filosofía, para esto voy a recurrir a la Grecia Antigua por un lado a Platón y por otro lado a Plotino que es el representante del neoplatonismo.

Estos dos movimientos abordan el uno (no nos olvidemos que somos unicistas). En el caso de Plotino vemos que a lo largo de toda su obra el uno es un concepto que divide, en cambio para Platón el uno es un concepto que englomera a una serie de conceptos y tendencias, por lo tanto produce enriquecimiento.

Los médicos homeópatas unicistas de alguna manera debemos tomar el concepto Platónico del uno, aceptar para nuestra querida ciencia nuestras diferencias y tener en cuenta que este uno ordena, aglutina y conglomera diferentes expresiones de nuestro quehacer, y recupera varios conceptos vitales de la jerarquización Hahnemanniana.

Con este nuevo orden quiero destacar que el brillante descubrimiento del verdadero genioma humano es el similimum término acuñado por Hahnemann para describir las verdaderas secuencias de bases.

A esta altura ustedes se preguntaran porque al principio de mi exposición hable de intimidad y creo que porque somos lo que escribimos y escribimos lo que somos.

Dr. Sergio Rozenholc

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