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Artículo 110

Obesidad, “La cocina de la vida”

El tema de la obesidad tiene varias aristas desde el punto de vista médico, y hay un principio de acuerdo entre los diferentes especialistas del área en asignarles los factores productores de la obesidad a una variedad de causales como: psicológicas, endocrinas o metabólicas.

La última clasificación de la sociedad americana de obesidad: a) sobrepeso, b) leve, c) moderada, d) severa, e) mórbida, etc., pero como buena clasificación es meramente descriptiva, con lo cual no aporta más que datos.

La pregunta que me viene en mente es, ¿qué come, cuando come el paciente obeso?

El tema es tratar de averiguar que tipo de condimentos, ingredientes y comida ponen en marcha ese proceso en el cual mediante la asimilación, produce un aumento de depósito y fijación de elementos grasos.

No sé si pensar, ¿qué come, cuando come, o qué come cuando no come? Digo esto que parece ser que, es un proceso muy complejo identificar esos ingredientes y condimentos que desde mi punto de vista son los verdaderos fijadores de depósitos de grasa, y son difíciles de individualizar porque aparecen como si fuera un proceso de compactación todo.

En un intento de conocer a los ingredientes y condimentos, el primero que se observa es la violencia interna, que aparece maquillada y camuflada en este proceso de llenar espacios vacíos que nada ni nadie puede ocupar.

Hay un segundo elemento de gran valor que sufre el mismo proceso y es la tristeza, pero no son las únicas, ya que podría citar al abandono, la ansiedad, la frustración, el desvalimiento y algunas otras cosas.

Cuando hablo de los ingredientes como violencia y tristeza, doy por sentados que son dos sabores que seguramente han incorporado en otra etapa de su vida, y le deben haber servido como para tragar alguna comida difícil de digerir de otra manera. El hecho es que la gente a veces tiene banquetes traumáticos, y lo van arrastrando a lo largo de su vida, y cobran cuerpo a la manera de olores y gustos que quedan impregnados en todo su ser.

Pero se me ocurre en este momento una hipótesis de trabajo para el paciente obeso, como si fuera en un sueño se me aparece un “flash a la manera de un destello, en donde me imagino una posible solución, la misma pasaría por la cocina. Sí, una cocina en donde se pudiera recombinar de manera diferente los distintos condimentos e ingredientes”.

Esta nueva combinación va a permitir tal vez, modificar la acumulación, y no como algunas dietas proponen, como por ejemplo la disociada (que es la disociación de los diferentes elementos que la componen, con lo cual nos sirve para apreciar que comemos cuando lo hacemos y como hay diferentes tipos de asociaciones que nos hacen mantener vivos los recuerdos porque nos permite mediatizarlos), la propuesta es una nueva asociación en la que se podría modificar hasta la manera de cocción, y por lo tanto, será otro el resultado.

El paciente debería identificar cuales fueron los ingredientes y condimentos que siempre usó, ver otros que existen y pensar la nueva manera de combinar, inclusive ver cual es el tiempo de cocción más adecuado. Entonces, ¿cual es el punto? El punto es más que un límite interesante, y recordar que hay otros gustos y sobre todo animarse a combinarlos es más que un camino, es un nuevo espacio para recorrer en esta cocina, que es la cocina de la vida.

En todo este proceso, que para poder descompactar y desabroquelar los diferentes elementos, es necesario realizar casi un trabajo arqueológico, buscando los primeros fósiles que determinaron esta historia biopatográfica que cada paciente produce.

A partir de esta comprensión del hombre como una unidad psicofísica es que el médico homeópata bien entrenado, va poder brindar ayuda a este paciente en desandar estos caminos, para transitar un nuevo recorrido sin abroquelar ni compactar, casi diría, que, seria como un proceso de reeducación en que no solo estaría la comida en juego, sino la vida misma del paciente.

Para mayor entendimiento voy a dar un ejemplo de dos medicamentos homeopáticos, cómo viven sus sufrimientos a los cuales hay que identificar, y recordar que hay 3.000 medicamentos más.

1) Graphites: también llamado Plombagina, es un carbón mineral casi puro, se encuentra en minas de metal.

El paciente graphites es un paciente gordo triste, irresoluto, llorón, con sensación de infortunio, ansioso, tímido con rubor, tiene miedo a la locura, a sus ocupaciones, a la muerte, es constipado y friolento. Además es un gran avaro.

No registra rasgo afectivo a pesar de ser compasivo.

2) Calcarea Carbónica: es carbonato de calcio, se encuentra en variadas formas en la naturaleza tanto en el reino mineral, vegetal o animal.

El paciente calcárea es un gordo de dedos pequeños y gordos, friolento, obstinado, temeroso, indolente, con mucho miedo a la muerte y muy impresionable. Es un lento para caminar, para dentar, y para hablar.

Es de los que guarda todo y no puede tirar nada. También es glotón, falso, desagradecido, desobediente, y caprichoso.

Teme por la salvación religiosa con ansiedad de conciencia como si hubiera hecho algo errado.

Esta es una apretada síntesis de dos ejemplos de medicamentos homeopáticos, como se puede ver son muchos los ingredientes y no podríamos asignarle el tema de la etiología del problema a la ansiedad solamente, como algunos colegas pretenden, sino individualizar cada caso para poder ayudar a curar estos pacientes que en la cocina de la vida pueden animarse a cambiar su propia historia.

Dr. Sergio Rozenholc

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