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Artículo 100

Medicalizar La Salud

El tema que me inspira escribir la presente, es que he observado durante los últimos años, que muchos de los procesos normales de la vida, como el nacimiento, el envejecimiento, la niñez, la sexualidad, la infelicidad y el duelo, pueden medicalizarse.

Y es entonces donde comencé a preguntarme si el fracaso de la terapéutica médica empleada contra enfermedades como el cáncer o el sida, entre otras, ha permitido el avance de la medicina sobre las personas sanas.

Digo esto porque vemos a diario tratamientos contra el envejecimiento llevados adelante por la medicina convencional, por medio de una operación de marketing farmacéutico en donde se ofrece a la mujer que atraviesa por la menopausia, la terapia de restitución estrogénica como panacea para mantener huesos sanos sin fracturas, evitar los trastornos cardiovasculares, evitar la depresión y favorecer la turgencia de la piel, etc., etc.

Hay un estudio muy serio que dice que esta terapéutica no ha conseguido, por ejemplo, demostrar que los estrógenos puedan evitar las fracturas de los huesos y que son muchos más los efectos adversos que produce que los beneficios que otorgan, a pesar de que las empresas farmacéuticas los niegan.

Este tipo de abordaje permitió que la mujer no se cuestionara las diferentes etapas de la vida y sus diferentes proyectos a través de las mismas. Por ejemplo, la palabra menopausia nos remite a pensar que ya no hay pausas en su vida, como la menstruación indicara durante tanto tiempo, y su posición biopsíquica ya no es la misma.

Detengámonos a pensar cuando en abril de 2002, el psicólogo Alexander Droschel anunció a la agencia Deutsche-Presse que entre Stralsund y Constanza en Alemania, “alrededor de un millón de niños padecían una enfermedad psiquiátrica llamada Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad”. Todos los niños de ese país y luego del mundo, inquietos e hiperactivos, pasaron a formar filas del lado de la enfermedad. Esto ha permitido el surgimiento de un fármaco llamado Ritalina que el periodista alemán Jorg Blech dio en llamar psicofármaco del recreo. Este ganaba prestigio entre los niños inadaptados, los inquietos, los que no podían escuchar o concentrarse. En nuestro país, ha ganado prestigio este tipo de tratamiento, en detrimento del cuestionamiento por parte de las familias, acerca de cuáles eran las causas de estas conductas en los pequeños. Muchas veces, son situaciones tan sencillas, que los viejos médicos habrían permitido la superación de esta “inadaptación social”, solamente con una escucha atenta y un buen consejo.

En relación a la sexualidad, surge el viagra en las década pasada, especialmente indicado para las disfunciones eréctiles, medicamento que se está consumiendo casi sin restricciones. Mencionemos, por contar uno entre tantos, el caso del dirigente nigeriano que murió a los cincuenta y cuatro años mientras realizaba una orgía con tres prostitutas indias. Esto lleva a pensar o mejor dicho, a repensar, la cuestión de cómo se suministra este tipo de drogas, en qué circunstancias y cuáles fueron las razones etiológicas que llevaron a estos pacientes a la impotencia. También hallamos un desarrollo paralelo en la disfunción sexual femenina, con otras connotaciones, que no voy a desarrollar en este trabajo porque no es el objetivo, simplemente mostrar estas cuestiones.

El duelo es otro momento de la vida por el cual parece que a la ciencia médica no le interesara que el individuo transite. Me preguntaba si sabremos los médicos que si no se le permite el atravesamiento de estas instancias a los pacientes, acompañándolos, no hay salud posible: ni presente, ni pasada, ni futura.

Un rasgo muy significativo adquiere la conocida aparición de la droga de la felicidad conocida como Prozac, que parece tener múltiples usos: desde la disforia menstrual, los distintos estados de tristeza, melancolía, casi como una maravilla que permite evitar el sufrimiento humano.

Pero... ¿Será posible de evitar el sufrimiento humano?... ¿O será parte del crecimiento como personas el poder atravesar por ciertos estados que son inevitables para crecer humana y espiritualmente?

Me gustaría citar una serie de éxitos de la medicina en las no enfermedades o sea en la salud: el aburrimiento, las bolsas debajo de los ojos, la calvicie, las pecas, el cabello blanco, ser feo, el parto, el jet lag, la infelicidad, el tamaño del pene, el embarazo, la soledad, etc., etc. Podría seguir incrementando esta larga lista, pero me voy a detener aquí para poder pensar qué tipo de medicina queremos.

Creo que el verdadero desafío para estos tiempos lo ha propuesto la Homeopatía, ya que a través de la escucha atenta y una verdadera comprensión de los sufrimientos humanos, de su individualización, ha desterrado a la masificación y a la cosificación de la medicina.

La Homeopatía es la medicina del respeto a los procesos naturales de la vida. La condición humana no puede ser permeable solamente a las necesidades económicas de esta sociedad global que demanda más consumo y más desidentificación.

Será posiblemente la Medicina Homeopática la encargada de devolver al paciente esa condición humana que parece, en tiempos de la globalización, haber perdido.

Dr. Sergio Rozenholc

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